Mantener una conversación es un arte, y un arte en veloz proceso de transformación. Las herramientas digitales y las redes sociales han cambiado drásticamente el modo como nos relacionamos. Por lo general han aportado valor a nuestra sociedad, pero también una serie de inconvenientes. Entre otras cosas, las conversaciones generadas en estos espacios no suelen tener un propósito ni un inicio o final claro. Son conversaciones que, a veces sin querer, se quedan en aspectos superficiales y no consiguen ahondar en los temas que tratan.
La tecnología en la mayoría de esos entornos de conversación digital está asociada con características como la inmediatez y rapidez en las respuestas, la organización de contenidos por orden cronológico y la diversificación de temas, todo lo cual dificulta profundizar. Se generan hilos tangentes que no tienen nada que ver con el tema inicial que empezó la conversación. En definitiva, estamos empezando a conocer los límites de las herramientas digitales que utilizamos (Facebook, Twitter, WhatsApp…). Aun así, millones de personas conversan en ellas compartiendo contenidos, intentando conectar, sintonizar, entender, construir… Con esfuerzos a veces titánicos.
Por otra parte, hay muchos elementos de la conversación presencial que esa tecnología no puede suplir: cercanía, visión del grupo en su conjunto, posibilidad de compartir alimentos y entorno. Las videoconferencias intentan responder a la necesidad que tenemos de ver las expresiones faciales, gestos, miradas de complicidad de nuestros interlocutores… Esto se logra en parte al menos, y se elige cuando por restricciones físicas, es imposible reunir a todos aquellos que se necesita que estén en la sala.
La conversación digital está tomando aún mayor protagonismo en estos momentos de cambio en los modos de trabajar y vivir, y se están empezando a desarrollar nuevas herramientas para suplir sus actuales deficiencias. Sobre todo, sabiendo que, en el contexto empresarial, el conocimiento está disperso entre los distintos especialistas y generalistas, y que muchas soluciones a pain-points del día a día están en las cabezas de quienes realizan el trabajo. Es más importante que nunca abrir espacios de diálogo entre gerentes, trabajadores y especialistas a conversar e intercambiar impresiones e ideas de forma ordenada.
Delibera es una de esas nuevas herramientas que dan soporte a las conversaciones importantes para los equipos. Aporta mucho valor cuando se requiere profundizar sobre temas concretos y de interés para los autores/creadores de conversaciones recogiendo el saber de muchas personas. Con sus plantillas diseñadas específicamente para la deliberación, las conversaciones fluyen más fácilmente hacia sus objetivos, tales como valorar una serie de ideas u opciones, priorizarlas, seguir el desarrollo de un proyecto... Con un inicio y un final prefijados, facilitan concretar unas conclusiones y definir unos próximos pasos. Permiten incluir a cientos, incluso miles de participantes, facilitando su participación de forma ordenada. Esto es una ventaja significativa sobre las conversaciones presenciales que al superar un cierto número de participantes son difíciles de gestionar.
De este modo dan calidad a las conversaciones digitales necesarias para pensar y decidir juntos, operaciones cada vez mas necesarias en el entorno laboral actual donde hay una creciente demanda de teletrabajo y donde los equipos en remoto necesitan de herramientas colaborativas avanzadas.
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